"Porque desde la primera vez que uno pone un pie en la vereda del Monumental no puede imaginarse
la vida sin la banda. Como existe el viento, como el cielo es azul. Gracias a Dios, existe River."
Ignacio Copani

miércoles, 28 de diciembre de 2011

La ilusión, más que nunca.




Triste, duro, doloroso, interminable. Intento encontrar calificativos a este año y nada me conforma. La sensación que siento hoy, faltando 3 días para terminar este 2011 es exactamente la misma que tuve cuando salí del Monumental aquel 26 de Junio. Puedo decir que mi año se redujo a seis meses. Poco recuerdo del primer semestre. Las alegrías no abundaron, o mejor dicho, la derrota ganó por goleada. Esa derrota que ni el más pesimista hincha se animaba a vaticinar. Esa que nadie quería ver, la misma que todos negábamos. Y finalmente, llegó.
Será por eso que en mi vida, este será uno de esos años de los que denomino Para el olvido. Pero no se confundan, es simplemente un deseo. Bien se que esta mancha será imposible de borrar, que ni el mayor de los éxitos hará que desaparezca de nuestros gloriosos 110 años. Si por algo no me permito olvidar lo que nos trajo hasta acá, es justamente por nuestra historia. Porque olvidar será faltarle el respeto a grandes ídolos que supieron llevar la banda roja a lo más alto. Olvidar será también darle la mano a esos delincuentes que llevarán la condena del hincha de River por el resto de su vida.
Cualquier tipo de balance dará negativo. Sólo dan positivo esos que suele presentar el presidente cuando habla de campeonato económico, líder en venta de entradas. Ese mismo que hoy dijo que no saludaría al ex mandatario millonario por lo que hizo como presidente del club. Déjeme preguntarle ¿Qué hizo usted por mi querido River?. Ninguno de los dos merece el respeto del hincha porque ambos determinaron el destino del club, ese que estamos pagando tan caro todos los que llevamos la banda roja en el corazón.
Cuando empecé con este blog, me pregunté de qué manera iba a encarar mi pasión por River. No soy periodista, no sigo ninguna idea política. Me defino como ferviente hincha del millonario, de esas que enarbola la bandera blanca y roja cada día de su vida. Será por eso que hoy me sigue persiguiendo la imágen de aquel 26 de Junio. El caos, el llanto, el desconcierto. Palabras que ese día se ajustaban al momento que vivía River.
Hoy, seis meses después y con la misma espina clavada en el alma, el sentimiento me pide a gritos que aguante. Que como dice alguna canción, algo mejor tiene que haber. No me resigno a librar al azar a mi equipo, por el contrario tengo la certeza de que serán los próximos seis meses el momento de acompañar más que nunca.
Que somos el más grande, no quedan dudas. 110 años, y millones de almas a lo largo y a lo ancho del planeta lo avalan. Nadie podrá venir a explicarnos a nosotros lo que es la locura, el sentimiento interminable. ¿Quién va a venir a hablarnos de amor a nosotros? Nadie. Créanme que nadie puede definir mejor que el hincha de River lo que es la pasión.

Muchos me preguntaron por qué voy a brindar el próximo 31 de Diciembre. La respuesta es tan sencilla que se reduce a una sola palabra, RIVER. Voy a brindar por su historia, por su gloria. Voy a brindar por un semestre que nos devuelva la alegría. Voy a brindar por el castigo a aquellos que nos la quitaron. Lo haré también por tu gente, esa que engrandece aún más tu nombre. Esos que te aman sin límite alguno, cuya pasión gana por goleada ante la razón.
Por último, voy a brindar por nuestra ilusión. Esa que compartimos tantos miles, que habla de volver a verte triunfar en el lugar del que nunca deberías haberte ido. Estoy segura que todos unidos te veremos volver, y una vez más, seremos millones.

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