"Porque desde la primera vez que uno pone un pie en la vereda del Monumental no puede imaginarse
la vida sin la banda. Como existe el viento, como el cielo es azul. Gracias a Dios, existe River."
Ignacio Copani

domingo, 4 de diciembre de 2011

Aguantá corazón, aguantá.



Se fue otro fin de semana, y con ello una nueva frustración. No puedo explicar en palabras lo que se me pasa por la cabeza, pero déjenme decirles que la bronca que anoche me dominaba, ya es historia. Hoy me encuentro con una sensación de profunda tristeza al ver la falta de respuesta en un momento donde veo a River absolutamente desconcertado. Ese River que supo regalarme tantas alegrías, y hoy se ve sumergido en un pozo, del que parece, no haber retorno.
Anoche me dijeron que siempre se puede estar peor, pero créanme que me niego rotúndamente a acostumbrarme a esa frase. Porque River es muy grande, tan grande como el amor que siento por esa banda roja. Ese sentimiento que mantiene viva la ilusión de tantas personas que llegan cada fin de semana al Monumental con la expectativa de que todo esto algún día cambiará, y volverán esas tardes de gloria, ese grito que supimos expresar 33 veces a nivel local, y tantas otras a nivel internacional.
Si bien no quiero darle demasiada entidad al rival, es necesario hacerlo para explicar la magnitud de lo vivido anoche. Fue uno de esos partidos desde aquel 26 de Junio que más me golpeó. Bajo ningún punto de vista aceptaba un empate, imagínense que mucho menos una derrota. No tuve la posibilidad de viajar ya que como algunos saben, trabajo en un programa radial de River pegadito a cada encuentro, y en el camino a la radio pensaba cómo afrontar la hora que se venía. La única pregunta que sonó en mi cabeza en las dos cuadras que me separan del subte al estudio fue ¿Por qué tanto a nosotros?. Y la única certeza que tengo es que una vez más dejamos escapar esos puntos que hoy estamos pagando, y muy caro.
Hoy me desperté con la misma pregunta, pero con el sentimiento renovado. Soy una de esas personas que ante las malas, intenta sacar fuerza de donde hasta yo creía no tener. Es algo que nunca podré explicar, y sólo entenderán y compartirán aquellos que sienten a River parte de su vida, de su esencia, de su piel.

Será una semana donde no faltarán aquellos que intenten echarle más leña al fuego, como vulgarmente se dice. Dirán presente los que se mofan del mal momento que está pasando el Club de Nuñez. Y será nuestra tarea explicarle al corazón que aún quedan 21 fechas, que cada partido deberá ser tomado como una final y que habrá que dejar en claro, dentro y fuera de la cancha que el más grande fue, es y será, River Plate.

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