"Porque desde la primera vez que uno pone un pie en la vereda del Monumental no puede imaginarse
la vida sin la banda. Como existe el viento, como el cielo es azul. Gracias a Dios, existe River."
Ignacio Copani

viernes, 9 de diciembre de 2011

Por una despedida Monumental





Ultimos 90 minutos de este olvidable 2011. Sin dudas ha sido un año súmamente duro para todos los que queremos a River, nos golpeó una y otra vez, casi sin darnos tiempo a recuperarnos. Nunca hubiese imaginado que aquel brindis previo a este año tendría como final lo que ya conocemos, pero lo que sí sabía es que la pasión por la banda iba a hacerse aún más grande, y hoy puedo afirmarlo.
¿Quién puede atreverse a hablarnos a nosotros de amor? Créanme que nadie, porque golpeados y todo, esperamos este último partido como aquel primero contra Chacarita. Con el mismo aliento, la misma ilusión, con esa eterna y hermosa locura, de la que no deseo curarme jamás. Esa locura que me transmitieron el día en que nací, que juré respetar y defender aún en los peores momentos, como estos que estamos tan dolidos de transitar. 
Tengo sensaciones muy encontradas. Por un lado, deseo que llegue el 2012, encaremos el año de la mejor forma y en Junio podamos decir que volvimos a ese lugar del que nunca debimos habernos ido. Y por otro, deseo que no termine porque eso implica un mes y medio donde no estarán esos fines de semana junto a vos y los millones que te llevan tan adentro como yo. 
Será cuestión de tomar este tiempo para pensar y reflexionar acerca de la magnitud que tendrán los próximos seis meses. Hinchas, jugadores, dirigentes, desde el primero hasta el último que compone este hermoso mundo River, debemos ser concientes de la situación a la cual llegamos, y del nulo margen de error que queda. Es necesario volver a darle el brillo que siempre tuvo la banda sobre el manto blanco, esa que hoy parece estar un tanto apagada pero que no tengo dudas, volverá a ser tan o más roja que el primer día.
Esta semana escuché a un periodista, si es que le cabe esa denominación, decir que no es un gran año para ser hincha del club de Nuñez. Déjenme tomarme apenas unos segundos para explicarle que no existen momentos para estar orgulloso de ser de River. Es tan grande e interminable el sentimiento que sólo aquel que lo sienta, lo va a poder entender.


60 mil almas estarán presentes en este último partido. Tuvimos que esperar hasta la última jornada para que esos sujetos de los cuales no voy a emitir más opinión, habiliten el Monumental en su totalidad y le den la posibilidad a socios e hinchas de volver a su casa. Será sin dudas, especial. La despedida en el año más duro que me ha tocado vivir en mis casi 22 años, pero con el sentimiento renovado y la ilusión intacta de volver a verte brillar, como tantas veces supiste hacer. Mi deseo, como el de tantos otros, es que terminemos este triste año como lo merecemos, con una despedida Monumental.

No hay comentarios:

Publicar un comentario