No quedan dudas. Lugar que pise el equipo de Almeyda, por más remoto que sea, se transforma en una fiesta por un fin de semana. Las ciudades se preparan para recibir al más grande del fútbol argentino, golpeado es cierto, pero con la ilusión intacta de volver al lugar del que nunca debió haberse ido.
La gente, expectante, recibe al plantel al bajar del avión, se amontona en la puerta del hotel, todo por una foto, una firma, algo que certifique que ellos estuvieron allí, y quede perpetuado en su memoria por siempre. Y sí. Por qué quitarles la oportunidad de ver a sus ídolos, en algunos casos por primera y única vez en su vida. Esos que miran por tele, escuchan por radio, esos que siguen a pesar de la distancia y saben que ni la más extrema lejanía hará aplacar la enorme pasión que despiertan.
Que River convoca, no es novedad. Alcanza con mirar las estadísticas, tablas de recaudación, como quieran llamarlo, todos contarán lo mismo. River nuevamente revoluciona todo lugar que pisa, y créanme que ya se me hace habitual mirar las noticias y ver la cantidad de gente esperando al millonario, porque es una sana costumbre del hincha acompañar al club de Nuñez, juegue donde juegue.
La espera se hace eterna, las rondas de mates parecen no terminar jamás entre aquellos que aguardan por sus once gladiadores, de esos que se espera dejen en alma en la cancha y retribuyan en el campo de juego al menos un poquito de todo lo que demuestra la multitud que los sigue.
Será que el sentimiento no entiende de rivales, kilómetros, provincias. Será que la razón pierde por goleada cuando se trata de cuestiones del corazón.
No existe explicación para tanta pasión, es algo que jamás podré contar en palabras. En mi vida, River Plate es algo así como un pacto para vivir. Ese que reafirmo cuando escucho multiplicado en miles de gargantas, el famoso ‘Esta campaña volveremos a estar contigo’. Ese pacto, que aquel 26 de Junio decidí volver a rubricar con una tinta imposible de borrar.
Sin dudas, mi pacto es compartido con miles, millones a lo largo del país. Esos millones que cada fecha, en cada provincia que le toca jugar a River, nos hacen sentir como en casa. Logran demostrar que nunca somos visitantes, y dejan en claro una y otra vez que esa locura que sienten por vos River, no se compara con nada.
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