Si la interminable travesía del hincha de River a lo largo de este torneo ya era todo un suplicio, parece haberse abierto hace ya varios meses un curso intensivo acerca de cómo hacernos la estadía más compleja de lo que ya es. Decir que está de moda tomarnos el pelo suena repetitivo, pero créanme que es lo más acertado que encuentro para describir el manoseo que se le está haciendo a quienes cuya intención sólo habla de acompañar a su equipo, juegue donde juegue.
Hablar de la ineptitud de los organismos que debieran garantizar el desarrollo de una fiesta como lo debe ser un partido de fútbol, no es novedad. Puedo citar varios ejemplo que me avalan, pero aún así no alcanzaría para entender la insólita complejidad que tiene para algunos organizar un encuentro deportivo.
Las entradas, los estadios, las hinchadas. Todo es un problema cuando comienza un torneo. Y una vez más, el hincha es el perjudicado. Quedamos en el medio de un tironeo aquellos que sólo entendemos este deporte como una pasión. Aquellos que esperamos toda la semana para ver a River, aún jugando en escenarios deplorables, tal como ocurrió el pasado fin de semana.
Entiendo que hace mucho el fútbol dejó de ser un sentimiento para transformarse en un negocio del cual muchos se llenaron y continúan llenándose los bolsillos. Pero déjenme decirles a todos esos que nosotros como hinchas, socios y fanáticos de nuestros colores, no concebimos a este deporte de esa manera, y mucho menos a River. Son miles, millones, los corazones que cada fin de semana vuelven a latir al ver rodar la pelota durante esos sagrados 90 minutos y resulta una total y absoluta falta de respeto que faltando apenas 2 días para el encuentro, no se tenga certeza alguna de qué pasará.
Las desprolijidades hablar por sí solas, y muy a mi pesar, ya empiezo a acostumbrarme a que sucedan. Alguna vez me dijeron que debía empezar a pensar que se puede estar mejor pero continúan haciendo todos los méritos para derribar esa teoría. No sólo no estamos mejor, sino que la involución es cada vez mayor, y preocupa. Sumado a la indignación que siento como hincha de mi equipo al no saber qué día decidirán jugar los únicos 90 minutos que espero ansiosa de la semana, el combo completo para creer que lamentablemente, nada cambió.
Si buscan en la cronología de las entradas, la segunda que subí se tituló "El hincha, una vez mas, el perjudicado". Hoy, tranquilamente, podría titularlo de la misma forma pero en un día negro para la música y también para el mundo River, decidí tomar una frase de un autor cuyo corazón también es rojo y blanco, y casualmente, compartía dicha pasión con el querido Flaco Spinetta. Ellos, como vos, como yo, y como tantos, entendemos a River de la manera más genuina que puede sentirlo quien de verdad lo lleva en el alma. Y aunque muchos nos sigan pegando abajo, el hincha una vez más se levanta impulsado por ese amor eterno que nada ni nadie logrará apagar.
Muy buena nota.
ResponderEliminarOtro socio fanatico de River y del flaco.
saludos
Gracias!! Un beso grande.
EliminarMUY BUENA JESY
ResponderEliminarMuchas gracias!
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