"Porque desde la primera vez que uno pone un pie en la vereda del Monumental no puede imaginarse
la vida sin la banda. Como existe el viento, como el cielo es azul. Gracias a Dios, existe River."
Ignacio Copani

domingo, 5 de febrero de 2012

Con Sabor A Nada




Terminó el paupérrimo debut de River en este 2012 e inmediatamente sentí la necesidad de escribir en este espacio para expresar mi indignación. En realidad tengo una mezcla de sensaciones. En principio me invade una profunda preocupación por la falta de respuestas futbolísticas en momentos donde más se necesitan. Por otro lado empiezo a sentir antipatía por jugadores cuyo rendimiento deja mucho que desear partido a partido. Y como si fuera poco, el broche de oro lo pone la tristeza que me genera ver a mi River, mi querido River, en el lugar donde se encuentra. O mejor dicho, donde varios lo llevaron.
No se confundan. Esta no es la primera fecha del torneo. Es un campeonato largo y el "Falta Mucho" vengo escuchándolo hace varios partidos. Hoy no fue la excepción. Inquieta pensar que la misma frase se repite fecha a fecha y que parece ser una historia de esas cuyo final es incierto. Está claro que si River quiere volver a la máxima categoría deberá modificar muchos aspectos que hoy son dejan serios interrogantes.
En la valla, la seguridad es cada vez menor, haciendo juego con la defensa. El mediocampo parece ser vía libre para los rivales, y a nivel ofensivo, la falta de ideas y de contundencia terminan de coronar un desempeño digno de la realidad que vive el millonario, desastroso.
La autocrítica una vez más, ausente. Declaraciones como que "el pasto estaba alto" es algo que realmente me supera. No seremos menos por reconocer nuestros propios errores. Por deslindar responsabilidades en otros factores, hoy nos encontramos sumergidos en un presente impensado para propios y ajenos. Es hora de hacerse cargo de lo que recae sobre el equipo y comenzar a torcer el rumbo de la historia. Aún queda mucho, es cierto. Pero es necesario un cambio de mentalidad urgente, capaz de revertir esta situación.
Lo de esta tarde es algo que definitivamente no puede volver a repetirse. El torneo es largo y River es un equipo más que debe jugarlo, pero con un factor adicional. River no sólo enfrenta a sus rivales, sino a sí mismo. Y es ahí donde el plantel no debe perder la calma. Si la cabeza juega en contra, las piernas seguramente jugarán una mala pasada y allí empezará la debacle, como pudimos apreciar hace unas horas. Un equipo compacto, con la ventaja en el marcador y en una distracción, el empate. Luego, la historia que ya conocemos. La impotencia en su máxima expresión.

No soy una persona de pedir cabezas de nadie. No considero que esa sea la solución hoy en día. Entiendo que ponerse la banda roja hoy no es fácil para nadie pero en esta oscura situación se necesitan hombres capaces de ponerse el equipo al hombro y sacar a flote a un club que hace agua por todos lados. El hincha acompaña. Y es el primero que merece irse de la cancha con un poco de alegría que disimule al menos por un rato la tristeza que lo acompaña desde aquel 26 de Junio. 

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