Y pasó nomás. Es increíble el tiempo que uno espera por esos noventa minutos y lo rápido que se disipan. Parece como a propósito esperar tantos días para que la fiesta sólo dure una hora y media. De todas formas, si todas las tardes en el Monumental serán como la que vivimos hace apenas unas horas, déjenme contarles que estoy dispuesta a extrañar estos colores durante toda la semana.
Lo cierto es que River volvió a dar muestras de que algo está cambiando. Es cierto, los rivales no tienen la misma fortaleza, sin embargo también es verdad que en otro momento estos partidos se nos escapaban de las manos y en muchas ocasiones, por situaciones insólitas. Hoy logramos llevarnos los tres puntos, seguir luchando bien arriba y ver muy buenos desempeños de jugadores que antes dejaban mucho qué desear.
Imposible explicar lo vivido en las tribunas. Desde aquel encuentro ante Patronato, deseaba volver a mi querido Monumental. Deseaba volver a pisar esos escalones, esa butaca. Volver a mi lugar, al lugar donde pueden verme tal cual soy. No miento cuando digo que ese círculo rojo y blanco tiene magia. Contagia pasión, locura. Uno puede tener una mala semana, estar atravesando una mala situación, y sin embargo llegar a Núñez transforma todo en algo pasajero. Allí sólo existe una premisa. Alentar a River, en las buenas y mucho más en las malas. Y lo que es mejor aún, saber que todos esos miles de desconocidos comparten el mismo sentimiento.
Ser de River es algo imposible de explicar. Va más allá de todo. Muchas veces me preguntaron qué hubiera sido de mi vida si no hubiera conocido a River y realmente es algo para lo que no tengo respuesta. No concibo la vida sin River, no entiendo el fútbol de otra manera si no es de la mano del millonario. Los fines de semana no tendrían sentido sin ir a alentarte, y la semana no tuviera nada interesante si no esperase por ese sábado o domingo para reencontrarnos. Pero como siempre digo, sólo aquel que lo sienta como yo, podrá entender la magnitud que tiene este club en la vida de cada uno de nosotros.
Me enorgullece saber que tantos miles lo entienden como yo. Que cada vez hay mas padres que llevan a sus hijos a que conozcan el Monumental, con la camiseta de la banda roja, la tricolor, o cualquiera que contenga ese escudo. No puedo evitar recordar la primera vez que lo pisé de la mano de mi viejo, y ver que tantos nenes hoy son parte de esa fiesta realmente me hace pensar que tenemos un buen futuro. Que si de pasión se trata, tendremos el primer puesto asegurado por muchos, muchísimos años más, lejos.
Esta tarde volvimos a dar muestras de que estamos más vivos que nunca. De que no importa la categoría aunque muchos por no decir todos, tengamos la mente puesta en el retorno a la máxima división. Hoy, en el debut del equipo de Almeyda en el Monumental, volvimos a rubricar el pacto que nos une de por vida. Volvimos a ilusionarnos como en las mejores épocas. Volvimos a creer en que tanto sufrimiento tendrá una recompensa que anhelamos todos los que te llevamos en el alma, porque sin dudas esta hinchada, es merece ser campeón.