Hace horas vengo pensando de qué manera iba a resumir en algunas lineas lo que significa River en este cumpleaños número 111. Muchos me dijeron que no hay nada por festejar. Argumentaban que estar en la B, en una situación impensada, era motivo suficiente para pasar el 25 de Mayo como un día más. Con perfil bajo, inadvertidos. Me enojé. No entendía como esos que se llenan la boca hablando de aguante, de amor, de pasión, pudieron esbozarme no festejar un nuevo año junto a River. Por eso decidí izar la bandera más que nunca y partir rumbo al Monumental. Mi casa, nuestra casa.
Al llegar pude ver a todos esos locos apasionados como yo. Entendí que no estaba errada en querer festejar un nuevo cumpleaños. Entendí que, más allá del dolor que causa ver a River en esta categoría, me regaló muchas más alegrías que tristezas. Entendí que esa canción que reza Pasan los años, pasan los jugadores, pero lo que no pasa, River es mi pasión sigue intacta. Que la locura sigue intacta. Que el sentimiento no entiende de circunstancias, de partidos, de lugar donde nuestro querido millonario.
Me encontré con muchos conocidos, y una vez más entendí por qué estaba caminando junto a ellos. Sin dudas, River, además de lo que me dio a lo largo de mi corta edad me hizo conocer personas que seguramente jamás hubiera encontrado. Me regaló una nueva familia, la riverplatense, me regaló los mejores abrazos, las mejores afonías. Siempre digo que River en mi vida es como una terapia. Puedo tener la peor semana pero pisar el Monumental logra que mi mundo se reduzca por dos o tres horas a la mayor felicidad. Con River no existe el mal de amores, las peleas con amigos, las discusiones familiares. Con River no existen los malos días, los problemas laborales se terminan, las desilusiones se olvidan. River genera que el corazón, la mente, el cuerpo luzca como nuevo. Es mágico. Uno entra en ese círculo rojo y blanco y el aire se renueva. Y solo te dedicás a disfrutar. A vivir la fiesta. A llevarte en las retinas las imágenes que solo se sienten en el corazón.
Seguramente, hace 111 años, esos soñadores que forjaron nuestro querido River Plate no imaginaron que tendría este significado en la vida de tantos. En la vida de aquellos que lo tienen todo, y en la de esos que no tienen nada y se aferran a estos colores para seguir viviendo. Esos que entienden a River como una forma de vivir, como un pacto de aquí a la eternidad. Es difícil de entender para aquellos que no lo viven, lo sé. No voy a pretender que comprendan mi locura, déjenme nomás vivirla.
Ignacio Copani cantó en uno de sus temas que Ser Riverplantese es gozar la vida y es cierto que en este último tiempo a nosotros nos está costando disfrutar. No soy necia y admito el momento que estamos atravesando. No voy a negarlo, me duele en el alma ver en ruinas al club que me vio nacer y que yo vi crecer. Me duele tanto como ver herido a una familiar, porque créanme que no miento al decir que River es una parte enorme de mi vida. Y es por eso que decidí no abandonarlo. Que si me regaló tantas sonrisas, tantos momentos inolvidables, tantas personas inigualables, hoy me necesita a su lado. Y hoy, 25 de Mayo, en el día de su cumpleaños no iba a dejar de estarlo. Sentir esta interminable pasión es un sentimiento que no se explica pero tiene nombre. Se llama River Plate y hoy, 111 años después, te vuelvo a elegir.